¡Véncete!


¡Paf! ¡paf! ¡paf!, suena el muslo cuando la mano reclama
y el pecho tamborilea cuando el desprecio te golpea.
Trata de encontrar en el espeso bosque
los ojos de las Dríades,
porque atadas tienen sus vidas
a los árboles que se arriman.

Susúrrales para que tu temor no se apresure,
enfrenta la oscuridad de tu propia voz,
el Aqueronte de tu profunda cueva,
resonancia en tu garganta de tu incontrolable terror.

¡Aplómate¡ sé hombre, sé árbol, sé destino
¡Plántate!, resiste el embate de lo desconocido,
de las fuerzas invisibles de tu Caronte.
¡No grites! no invoques a la madre, lo femenino en ti,
arregla de una buena vez el camino partido en pedazos,
repáralo, apisónalo con la fuerza de tus pies.
Coloca adoquines de voluntad.
Enciende señales de esmero.
Baña el sendero con tu sudor,
haz reverdecer la floresta.
Que florezca el hombre oculto.
Que se agite el niño asustado,
expulsado debe ser de tu piel.
Asesina al enemigo sin misericordia.
Bebe de tu propia sangre,
saborea la amarga derrota.
Sé magnánimo en tu victoria
y vence a las Furias,
¡los temores de tu ser!

original de janos65

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