El bosque de ajenjo

La oreja de Van Gogh reposa en el ajenjo,
cuenta un rumor de bodegón.
Desde allí sigue escuchando a sus cuadros
y su oreja todavía decide los colores del dolor

Primero ves las cosas como te gustarían
(decía el gran Oscar Wilde)
luego el hada verde, como serían
Después como realmente son,
siendo esta la que menos te complacería
Finalmente el mundo se desvanece
en el bosque verde del ajenjo
La vida se apacigua en el verde alcohol
pero es un duende ¡el thujón!,
el responsable de tanta desazón
que el mundo de muchos descienda
hasta las brumosas profundidades
del bosque verde de Van Gogh.

juan csernath

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