Verde y blonda nívea

Las linternas verdes de mi blonda nívea.
Voz lejana, campana que tañe por acercase a sus almas.
Su nostalgia es su vivo recuerdo, abonando sus esperanzas
para el retorno del apellido, al depósito de los nombres,
manos con guantes blancos que juntan varios cirios;
son deditos atados a la infancia, a la comunión extraviada.

Añoranza de la niñez perdida, tristeza de crianzas desprotegidas.
Cuatro voces de niños y una niña verde y blonda
con sus linternas de esmeraldas, trenzas Magyares;
tu origen proviene del Danubio, orgullo escondido del padre.
De allí proviene tu piel de crema, de allí tu piel de luna.

Yo me pregunto todavía, donde están escritos tus días perdidos.
Esos siete días, multiplicados, donde se encaja una duda.
Dónde estabas verde noche, dónde fuiste a dormir
lejos de tu casa, de las manos torpes de los niños,
del desespero del apellido, del desconsuelo impotente
de la madre, del fuerte grito del segundo apellido.

Dónde pernoctabas aquellos días mientras tu lecho
esperaba con sábanas blancas, limpias, y tu almohada
añoraba acurrucar tus blondas ondas de princesita.

Pero aquello ha pasado y hoy sigues siendo
mi verde y corajuda, hermosa blonda nívea,
Princesa de mi Danubio, Reina de mis raíces,
muñequita Magyar: verde, corajuda y blonda niña…
…siempre.

original de janos65

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