Fantasma

Sí, fue así. Caminaba solo, sin compañía
Una noche más, una noche de epifanías
No había casi nadie, ¡perfecto!
Sólo un espectro me detenía y escribía nombres compuestos
Recordé que era el tuyo,
el mismo juego de cartas sobre los dientes de aluminio,
bajo el sol destructor
Sobre el muelle de maderos, nido de Pelícanos,
¡era el tuyo!

Y como una sombra en la noche
se presentó al final de ese muelle,
muelle que ya no rechinaba palabras de antaño
¡Un fantasma emplumado!
Impávido
Inmutable
Inamovible

Le hablaba y no despertaba de su noche,
apenas se movía al capricho de un soplo salado,
el silencioso viento marino

Sus plumas se levantaban
como pequeñísimas banderas deshilachadas,
olvidadas ondas doradas de los buenos días,
de los añorados deseos y placenteros azules cielos

De los besos en la espalda, de los besos en los puertos,
todo eso me narraba el fantasma emplumado sobre el muelle
Esa noche, allí, me esperaría porque sabía que yo lo visitaría

¡Era tu fantasma! Mi corazón lo intuía en mil latidos agonizantes;
desde lejos provenías, rozando el mar con fino vuelo,
acariciando la esperanza en un sueño, evitando ser engullido
por las olas de odio del viejo consumido en su propio averno

Venciendo las olas de manos prohibidas,
olas azul fuego que quemaron dos vidas,
atravesó el enconado mar y se hizo realidad la fantasía
Gritaba solo para mí…
- ¡Soy un fantasma emplumado y nada más! –
Y mientras le preguntaba sobre ti, me decía
– ¡Soy un fantasma emplumado!, ¿quieres más? –

Asentaba su ironía,
mi alma sabía que ya no se podía.
El fantasma emplumado como una piedra allí permanecía,
estoy seguro que nunca más se marcharía
Me espera otra noche, otra vuelta por la costa,
otra ola mojando mis pies,
otra concha hueca con mensajes emplumados,
todos, todos, susurrando un bello,
pero lejano pasado

-¡Soy un fantasma emplumado y nada más!-,
decía mientras se dormía entre las olas que besaban el muelle.
-¡Soy un fantasma emplumado, soy tuyo y de nadie más!

juan csernath

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