Dentro de mi

 Sentado un rato dentro de mi,
me he hallado
Me he agachado a recoger aquel centavo centenario,
el que alguna vez encontré en la acera de la innombrable transversal
Yo, de entre millones de personas, la hallé
Su fecha casi ilegible decía: 1812
Su esfinge casi desvanecida destacaba una barba,
Seguía sentado dentro de mí, viendo nada
En ese instante estaba vacío, sin cambios,
sin intereses, sin voces que escuchar
Porque vivía solo para mi y nadie para mi
Porque al mi alrededor solo silbaba el silencio
Porque a mi alrededor solo se extendía la oscuridad
Porque a mi alrededor solo me acompañaba la soledad
Sentado un rato dentro de mi, no podía salir
No había puerta ni timbre, ni argolla que golpear
No había puerta de acero ni de madera añeja
No había una mascota que acariciar
No había una dirección que tomar
Me he agachado a recoger aquel centavo centenario,
de cobre, con visos verdes, con fecha ilegible
Lo tenía en la cuenca de mi mano
y se hundió en el pantano de carne de mi soledad
Se perdió para siempre,
como vino se fue
Como lo encontré lo perdí,
sin conocimiento del por qué,
del cómo,
del cuándo
Sentado un rato conmigo en mi habitación de intensa luz
Imaginando que mi cabello volaba y se convertía en sol
Que no cambiaba,
que no caía,
que nunca sería marchito
Imaginando que siempre sería así de pequeño
Semilla diminuta,
grano brillante de luz
Rodeado por la mudez de la intemporalidad
Abrazado por tentáculos invisibles de maternidad
Abrazado por voces fuertes de héroes
Protegido por el poder del sol,
asistido por la silente luna
Pero no, no habían astros ni satélites que mirar
En mi propio rincón
En el sector desconocido de mi alma
me agaché y descubrí que el centavo centenario ya no estaba
Que solo era una manera diferente de paliar la soledad
Que no valía ni un centavo
Que nadie miraba hacia mi horizonte
Que no proyectaba sombra
Que el tintineo de la soledad no tiene precio
Porque a mi alrededor,
desde siempre,
solo me acompaña la soledad

juan csernath
19.nov.2102

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