Sobras y destino

Emerges entre las sobras.

El amanecer es el mejor momento.

Tomas lo que puedes, no hay suficiente

para las serpientes que alimentas.

Qué esperas, ¿bailes sinuosos sin caderas?

No hay recompensa que compense el dolor

que se anida en la madriguera de tu alma.

Sin embargo, te ahogas en la torre del orgullo

y las palabras juguetean con el viento

que se adueñan del calabozo erigido entre tus costillas.

No hay retorno ni resurrección para un mal acto.

Cubres tus culpas con las mantas de mis hermanos.

¿Son suficientes?, ¿crees eso?, alivias tus mentiras con una oración cálida

y conviertes en escudos los rostros que se acercan para besar tus mejillas.

Transformas el pasado en neblina para no verlo y recordar tus faltas.

Careces de tanto brillo que una luciérnaga es un pequeñísimo sol

que enceguece la vereda que conduce a tu cuarto de soledad.

Sales de las sobras cada vez que levantas la barbilla

mostrando petulancia a través de los poros tapiados de polvo.

Tus ojos son una bandera descolorida y deshilachada,

sin luchas, sin batallas, sin soldados que icen tu estandarte.

No tuviste un heraldo que gritara con orgullo tu mensaje,

ese que guardas en el pecho frío,

esa tu pesada lápida, muy pesada lápida

que has arrastrado por más de setenta años.

Cuándo caerá sobre tus cenizas como un viejo árbol en un lejano bosque.

Incinerarte no borrará del libro de la vida tu ausencia en tu propio apellido.

Emerges entre las sobras, a ellas regresas y en las sobras abonaste tu destino.



original de janos65 – juan csernath

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