Sonidos de hechizo



En la noche un redoblante sonido de hechizo
se esparce entre los desprevenidos escuchas.
Extraño llamado de sonora melodía
Embrujaba pasos, éstos seguian al canto como ratones al flautista.
El alma ya no tiene cura ni salida,
tampoco le urge conseguirla.
En la página de un libro
donde los dedos dormidos marcaban la última palabra,
palabra subrayada con sangre, me decía:

-       Aquí está su nombre, eso ya lo sabías,
pero desconoces que está enterrado
entre mil páginas de palabras sombrías -

Un sonido de un grueso libro al cerrarse
partió en mil lágrimas los vidrios
de la ventana donde espiaba una arpía.
Mi alma salió del sopor del entierro.
Tierra negra bajo las uñas, puño de despedida,
rosa negra y marchita sobre unas cuantas letras,
¡las de ella!, la que ha muerto en vida.
Ella, la que viaja sin alas
a través de cielos y mares como ave nocturna,
sus brazos son poderosas plumas desconocidas.

Otro golpe seco sobre el suelo
me arrancó de las mazmorras del destierro.
Los ojos heridos por tanta luz repentina
no alcanzaron a ver la silueta que levitaba
cerca de la ventana de cristales rotos.
Y como una polilla atraída por una luz fulminante
se posó en mi mano y dibujó con polvo de estrellas un nombre:
¡El tuyo!, aquel que yo bien conocía,
ahora en mi alma son miles de palabras sombrías.

original de janos65
(Juan Csernath)

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