Libres de culpa
Libres de culpa,
cándido instante lenguas sin malicia,
no hay daño ni malas caricias,
nocivas, que se pierdan en la piel
ni en el perfume de un jardín.
Libre de culpa, duermo hasta el fin.
Amanece entonces,
veo vellos como espigas,
yertos y gruesos vellos de oro,
yertos y finos vellos de ébano
y mi lengua extraviándose
en un húmedo terreno libre de culpa.
Libre de culpa de sumergirse en oscuros ojos,
pozo azabache y profundo
remolino violento de una emoción,
hablan dos lenguas:
la primera es virgen,
la segunda es tímida e inexperta,
se enredan en espinas de la primera vez
y los ojos encienden cabellos
quemando campos de pechos juveniles
y los dedos son aguijones venenosos
que desordenan el cajón secreto,
tiran la llave al pozo oscuro,
están entre tierra desconocida
y cielo jamás abierto a níveos brazos,
las almas siguen danzando
bajo el ritual canto, constante susurro
de un diablillo, de un ángel amoroso,
mientras, ambos sueltan polen de palabras,
están exentos, entregarse es el sentimiento,
siempre estuvieron libres de culpa,
jamás juntos.
original de janos65 – juan csernath
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