El Carao sigue allí
Frente a la puerta de la casa
creció un Carao
su fruta maloliente
tal vez,
era el producto de las voces
de las entrañas del hogar
Aunque había luz
todo era oscuro
en las hojas, en los frutos,
que crecían en las cabezas
El Carao de flor roja y pegajosa
atraía a toda clase de bicho:
Avispas,
abejas,
chinches
y abejorros
Tanto insecto buscando néctar
recordaba la escasez de nuestra alacena
donde el dulce ere un producto
prescindible para el infante paladar
La infancia debería ser una semilla
que se planta con amor
y se le tiene paciencia
para verla cree, fallar y acertar,
pero es cuestión de jardineros
y no todos van a aprender al mismo
bosque
El Carao era grande y robusto
Alguien le tuvo mucha paciencia,
pienso yo
quizás fue papá Dios
El Carao sigue allí,
envejeciendo y de pie
con todos esos bichos
bebiendo su negra miel
esparciendo su polen
cambiando estación tras estación
para cubrirse con su hermosa flor
El Carao sigue allí
sin extrañar mi presencia,
pero seguro recuerda
que en aquella casa
se cosechaba mucha pena.
Juan Csernath
26.03.2013
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