La fragilidad de la vida
Fuimos
jóvenes e invencibles
lozanos y
frescos como un amanecer
No había mal
ni virus que nos tocase
No sufrimos
herida mortal que nos arrebatase el aliento
Somos y
seguimos viriles, robustos y rubicundos
¿Quién lanza
desde el cielo el trueno de Zeus para quebrantar nuestro camino?
No, no había
nadie quien pusiera piedra y tropiezo,
pero al
voltear la página de la vida
nos percatamos
con amargura que la hoja se arruga,
que el papel
no es tan terso ni liso como ayer
Que los días
pesan como plomo
Que el vuelo
no alcanza altura como antaño
Repentinamente
un hilo de voz nos comunica
que un amigo
ha partido de súbito hacia las estrellas
No se sabe
cuándo
no se sabe
cómo
pero es un
golpe seco al rostro,
sin guante
blanco,
casi artero
Nos recuerda
que todos pertenecemos al polvo
Quedamos
perplejos
Paralizados
Inmóviles
Estupefactos
Alarmados
Una lágrima
se escapa ante tal impacto
porque nunca
creímos que poco a poco
a todos nos
iría tocando la puerta
la capucha
con la hoz
y la parca
de grave rostro
En sus huesudas
manos extienden un pergamino
con una
frase de hielo,
con unas
letras mortales:
-
Aquí vengo tocando mi oscura campana
para recordarles a vosotros, humanos,
la fragilidad de la vida
Juan Csernath
11.09.2014
Porque Gabriel Porras se
marchó sin aviso…
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