Río de serpientes


En el sinuoso río de serpientes
va a la deriva un cuerpo inerte,
pero solo es la piel que va buscando otro mundo.
Se deja tocar por escamas olorosas y plateadas.
Se marcha entre peces del atardecer que destellan sobre la película de agua.

Veneno dulce de los labios imposibles
fluye hacia el mar donde se depositará el alma derrotada.
Veneno amargo de los que no rozan las puertas del cielo
surge como espuma en los rápidos caudales del olvido.

Caramelo insinuante que no se puede probar,
viaja sin prisa en las corrientes voraces del río de serpientes.
Va a la deriva un cuerpo sin vida,
solo es un cascarón,
la semilla depositada que nunca germinó.
Un feto,
un óvulo,
un hueco sin misión.
En el sinuoso río de serpientes
navegan los que ya no pueden soñar.
Flotan entre desechos arrastrados por la crecida de los desfavorecidos.
En el río de serpientes se nada abrazado a escamas plateadas
para terminar como carnada de los peces destellantes de la película de agua.

En el sinuoso río de serpientes
se puede probar el dulce veneno de los labios imposibles,
el amargo veneno de los que no pueden rozar las puertas del cielo,
el líquido que se escurre desde las comisuras de los labios hacia las entrañas
y la vida se hunde como plomo hasta convertirse en sedimento pantanoso del olvido.

En el sinuoso río de serpientes
va a la deriva un cuerpo inerte,
pero solo es la piel que va buscando otro mundo.
Se deja tocar por escamas olorosas y plateadas.
Se marcha entre peces del atardecer que destellan sobre la película de agua.

Juan Csernath
23.01.2013

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