Sal de tu cabeza
Cuántas veces te has alejado de ti mismo, de tu nombre.
¿Has atravesado tus espacios, tu monótono piso cuadriculado?
Corriste a encender el oscuro callejón de tu habitación, ¿no?
¿Oíste las palabras que trinaban los labios de tu madre?
Abriste esa jaula de pájaros donde tenías las semillas,
la seguridad de un nido, el calor de una voz que te ordenaba la vida.
Sigues correteando tus sombras, negras mariposas que no se pueden atrapar.
Para qué tanto rodeo en encontrar la salida de tu laberinto.
Coses a tu cráneo cada problema y lo cuelgas como un cuadro.
Son tus propias obras, tus óleos, lienzos en blanco sin inspiración,
esperan ser pintados por un grito o un problema imaginario;
remolinos creados por la angustia, ¡inventados por tus voces internas!
Te arrastran al calabozo de tu mente, se cierra la pesada puerta, tiras la llave.
Caminas lentamente, te pones en puntillas y te asomas a la ventana de tus ojos,
falta hace que a través de ellos pasen los colores, ¡policromía para el ánimo!
No sólo el blanco y negro de tu infancia maltratada debe proyectarse en tu prisma,
permítete ver más allá de tus jardines, detrás de las montañas pobladas de tus cejas.
Poda las enredaderas marchitas que cuelgan en lo más alto de tu frente,
que la luz invada lo más profundo de tu ser, ¡sal de tu cabeza!
original de janos65
¿Has atravesado tus espacios, tu monótono piso cuadriculado?
Corriste a encender el oscuro callejón de tu habitación, ¿no?
¿Oíste las palabras que trinaban los labios de tu madre?
Abriste esa jaula de pájaros donde tenías las semillas,
la seguridad de un nido, el calor de una voz que te ordenaba la vida.
Sigues correteando tus sombras, negras mariposas que no se pueden atrapar.
Para qué tanto rodeo en encontrar la salida de tu laberinto.
Coses a tu cráneo cada problema y lo cuelgas como un cuadro.
Son tus propias obras, tus óleos, lienzos en blanco sin inspiración,
esperan ser pintados por un grito o un problema imaginario;
remolinos creados por la angustia, ¡inventados por tus voces internas!
Te arrastran al calabozo de tu mente, se cierra la pesada puerta, tiras la llave.
Caminas lentamente, te pones en puntillas y te asomas a la ventana de tus ojos,
falta hace que a través de ellos pasen los colores, ¡policromía para el ánimo!
No sólo el blanco y negro de tu infancia maltratada debe proyectarse en tu prisma,
permítete ver más allá de tus jardines, detrás de las montañas pobladas de tus cejas.
Poda las enredaderas marchitas que cuelgan en lo más alto de tu frente,
que la luz invada lo más profundo de tu ser, ¡sal de tu cabeza!
original de janos65
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