Hay tiempo

 Todavía hay tiempo, hay tiempo todavía padre
de mirar cada uno de los ojos de los adultos hijos
y encontrar en ellos el reflejo del niño que no fuiste.
Reunirte en un campo de juego con los niños que no tuviste.
Ser mano guía, estrella de referencia, líder de la bandada
en lugar de pintar dragones en el rostro, áspera voz de recio acero
que coloca barrotes para tu alma atormentada, sentencias de duro castigo.

Hay tiempo padre, tiempo tienes
de ser libre como el viento antes del fin de tus días,
fresca brisa generosa que apacigüe ardientes veranos.
Abandona, se lo pide el canto de sus grillos, el desierto pardo y solitario.
No dejes la púrpura joya de vida atrapada en un duro grano de arena.

Todavía hay tiempo, hay tiempo todavía
que lloren en tu regazo, que recojas sentidas lágrimas de los niños rubios.
Admira los verdes ojos de tu niña, refléjate en los azules ojos de tu sangre,
léete en los melados ojos de los blancos críos, enrojecidos
por la ausencia de la voz del padre en los pasos de sus vidas.

Mira lo bueno en tus retoños; allí está tu bondadosa cara oculta.
Las lunas que se vistieron con nubes, noches que te perdiste,
las mañanas con ventanas abiertas, citas a las que nunca fuiste.
Destierra las malas horas, no hay más espinas en la casa de los errores,
ni en las manos de tus pequeñas sonrisas, ni manchas en las de tus adultos hijos,
ni cerillos de venganza que enciendan piedra de odio en sus corazones.
No son tus hijos rastrojos secos ¡son también tus frutos maduros!
¡En ellos reluce una hermosa cornucopia que alimenta tu apellido!
¡Siéntete orgulloso de la primavera que florece en sus almas!
Cinco semillas, cinco canciones, cinco querubines rubios.
Son tus creaciones, tu elaborada lana blanca y, también tu lana negra.

Hay tiempo padre de ser antorcha guía en senderos de penumbras
en lugar de llamarada que arrasa sembradíos, dardos con lengua de fuego.
Hay tiempo de ser dulce verbo, un cuento sin fin de buenas noches,
de sembrar besos en las frentes de tus niños, buenas historia en sus corazones.
Mírate en lo más profundo de sus pupilas y encuentra en ellos amor sagrado.
Humedece tus finos labios con las dulces lágrimas derramadas;
gotitas de alegría, de añoranzas, las que tus críos vertieron, antes del fin de tus días.

original de janos65
(juan csernath)

Comentarios

janos65 ha dicho que…
es para ti, lo sabes, sé que has tenido tiempo d eleerlo y sin embargo sigues huyendo de tu traje de culpable...

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