Mataron mi falso conejo
Recuerdo una melodía pegajosa que
sonaba siempre a lo lejos
Recuerdo noches solitarias donde solo
podía bailar con espejos
yaciendo solo arrebujado en mi propio
cuerpo,
jugando con el polvo al ras del suelo
recuerdo que alguien se largó con mi
niñez matando mi falso conejo
Esos días nunca van a volver, pero
también nunca se van a marchar
Recuerdo mañanas soleadas apagadas por
la sombra de un hombre gris
por los truenos estremecedores de su tormentosa
voz
recuerdo que esos días ya pasaron, pero
que jamás se largaron
Éramos unos cuanto de diferentes
tamaños
distintos el uno al otro palmo a palmo
y todos pasamos por el fino y cruel cedazo
del maltrato
Recuerdo noches donde gritaba en mis
sueños
en el lar no se hallaban ni la base ni
el pilar de la casa
y la loba se había marchado al bosque
para aullar
Recuerdo una melodía pegada en mis
orejas
en un cuarto oscuro con la soledad
acompañándome
sin abandonarme ni a sol ni sombra
Eran los días de la niñez gloriosa,
pero en mi hogar no se vivió tal cosa
Recuerdo una melodía pegajosa que
sonaba a lo lejos,
el aroma de un jardín de grandes rosas
rojas,
una ventana con lengua pastel y
láminas de perdón
Recuerdo que me paraba yerto frente a
aquella habitación
hasta ver apagarse la luz de mi
ilusión
Recuerdo que un hombre perdió su niñez
y vengó su pasado matando a mi falso
conejo
Arrojando mis sueños a un asador con
carbón,
entre las brasas vivas solía escuchar
su estertor
también una risa parecida a la de un motor de
calefacción
que ahogaba mi respiración
que congelaba mi autoestima
y me hundía en ancianos días
aunque todavía estaba en los mejores
días
en plena facultad de practicar mi
niñez
Recuerdo que esos días ya pasaron,
pero también, que del todo, nunca se
marcharon
Juan Csernath
28.5.2014
Comentarios