Mi partido de béisbol



El presidente, al igual que un niño, ha coleccionado sus barajitas de béisbol. Pero aún más, como un niño caprichoso y malcriado exigió a dedo cuáles quería. No podían ser cualquiera, o como cuando uno era niño, estar allí y gritar… “¡estoy para´o!”…

Agarró cada barajita y las pegó en un terreno de juego para jugar con ellos, los elegidos. Claro, como todo niño inventaría algunas reglas, tal vez la única para él era que jamás debería ser poncha´o, que se la pusieran bombita, y aclarando que no era un juego de béisbol sino de softball, hizo una marramusia más... lanzar sobre le brazo como se estila en béisbol, otra regla que rompe y a lo cual está muy mal acostumbrado. 

Tomó sus figuritas, algunas de lujo con status de la Gran Carpa y las regó por el campo de Fuerte Tiuna donde sabe, por ahora, que no sería abucheado o que algún soldado saldría con una pancarta con el ya popular estribillo ... "¡uno, dos tres, Chávez está poncha´o!".

Así el niño interno del presidente pudo complacer una vez más sus deseos. Al igual cuando fue al imperio y lanzó la primera bola de un partido de Grandes Liga.

Se cobijó en el dogout de Fuerte Tiuna donde puede ponerse unos tacos, un uniforme un tanto más civil y escuchar adulancias a granel, sentirse un ídolo, una barajita coleccionable de gran valor, pero como toda barajita maltratada que ha recibido arañazos, ha sido doblada; va perdiendo valor y cuando necesita ser vendida ya nadie da ni un céntimo más sobre su precio original . Eso en verdad es lo que le está pasando al niño dentro del presidente.

Juan Csernath

Comentarios

zeus1937 ha dicho que…
Excelente explicacion....la barajita ya está totalmente devaluada !!!!
vanessa csernath ha dicho que…
increible.. pero cierto

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