Kirk: vuelo 7621

Resulta que Kirk había tomado el vuelo 7621 a Río de Janeiro con escala en Sao Paulo. Era un buen vuelo, sin sobresaltos ni llamados para abrocharse el cinturón. La aeromoza, una morena alta y espigada, paseaba con regularidad en el estrecho pasillo del Boeing 737 de Varig.  Kirk estaba sentado en la silla 27F, asiento de pasillo para ser exacto. En el 27C un hombre vestido como Rabino no dejaba de mirarlo. Kirk se había dado cuenta de esto, pero igual tomó una siesta para acortar el largo vuelo hasta Sao Paulo. Se hundió en el asiento, se cubrió con una manta verde y azul de la línea área, hundió el botón del apoya brazo y reclinó la butaca. Durmió como un bebé a pesar de la fuerte turbulencia al sobrevolar la aeronave  la región del Amazonas.

El Rabino se levantó de su asiento. El tabaco del avión estaba en penumbras. Eran las 4 de la mañana, aún faltaban 2 horas para arribar al aeropuerto internacional de Guarulhos . El Rabino se perdió al final del pasillo y entró al baño. Pasó un largo rato allí. Cuando regresó, había desaparecido su barba hirsuta, sus bucles y el kipá que cubría su cabeza. Es más, sus rasgos también habían cambiando. Ya no parecía el judío ortodoxo que se sentaba en el 27C. Antes de mirar a Kirk, observó a todos los pasajeros. Estaban, en su mayoría, dormidos; aletargados por el largo viaje y la falta de luz fuera del avión. El cambio de horario cobraba lo suyo en los pasajeros. El hombre se sentó en el 27C y nadie extrañó al Rabino. El hombre de rostro aceituno sonrió y susurró algo en un idioma que no era el portugués. Kirk lo escuchó claramente en su sueño, abrió los ojos como si nunca hubiese dormido y no tuvo que mirar al pasajero del 27C para darse cuenta que no estaba el Rabino. Cerró sus ojos nuevamente y el susurro del hombre del 27C se repitió como si en su cabeza tuviese una grabadora de periodista. Rebobinó varias veces la voz, escuchándola una y otra vez, modificando la velocidad del tono memorizada en su cerebro … ¡Bingo!, al fin pudo entender la débil voz del extraño… yiiiijaaa!!!… en principio le parecía una expresión vaquera, norteamericana… luego suprimió la emoción y leyó en su cabeza… Yihad… era un muyahidín, un mártir. Kirk ordenó su cabeza rápidamente: el hombre estaba vestido de Rabino, ha debido de ser muy indigno para él pero al mismo tiempo brillante, quien iba a sospechar de un Rabino ortodoxo. Ya se había quitado la piel y la víbora estaba asomando sus colmillos, dispuesto a morder y matar.

Kirk llamó a la aeromoza y le preguntó por el baño. Le indicó el final del pasillo: la cola y cerca de la cabina. Ellos estaban cerca de la cola del avión y Kirk pensó que allí no se puede haber efectuado la transformación del sujeto porque hubiese sido muy evidente para la tripulación. Además escogió la hora de menos movimiento por parte de los pasajeros para hacer su cambio de personalidad. Debe tener dos pasaportes como mínimo, dedujo Kirk. Pero que más haría en el baño y porque un ataque contra Brasil, un país pacífico. No, no debe ser Brasil y recordó que el avión haría escala en Sao Paulo, luego partiría a Río de Janeiro y después a Buenos Aires. ¡Bingo dos!, claro pensó Kirk, Buenos Aires, el atentado del 18 de julio de 1994 contra la AMIA, contra la Asociación Mutual Israelita, y ahora van por un segundo golpe. Es conocido que Argentina tiene la comunidad judía más grande de Latinoamérica y la quinta mayor del mundo y cuando el avión tome ruta hacia Buenos Aires estará repleto de pasajeros de ese país y seguramente mucho de ellos hebreos.

Al baño, vamos al baño se dijo Kirk, que está cerca de la cabina del piloto. Allí hizo su cambio, pudo tomarse el tiempo que quizo, las aeromozas hablaban de cualquier cosa y no se fijarían en un pasajero más que va al baño en la madrugada antes de aterrizar en Sao Paulo. Total, es usual que faltando 20 minutos para aterrizar muchos pasajeros visiten el baño para descargarse de las bebidas o cepillarse los dientes. Kirk se levantó. El pasajero del 27F lo vio con recelo, parecía saber quién era Kirk aunque nadie en el mundo sabía con certeza quién era Kirk. Ni Kirk mismo sabía cómo sería él a la mañana siguiente.

Kirk, ya dentro del baño, se pregunta dónde pondría su chaqueta negra, la camisa blanca y el kipá. Ah, claro, los largos bucles y la barba. Bueno eso lo podría haber arrojado a la poceta, o no, la hubiese tapado. Pero el traje, el sombrero… ¿ummmmm?, pensaba Kirk. Pensando que la barba fuera natural y los bucles, tomaría un buen rato afeitarse. Ahora, si fueran postizas, todo a una bolsa, incluso el traje que lo ha podido llevar hasta su puesto y guardarlo mientras casi todos dormían. Si fue así, por qué tardó tanto. Kirk comenzó a mirar el pequeñísimo claustro aéreo llamado baño. Buscaba algo inusual, tal vez algo dañado, reparado, roto.
Kirk miró la diminuta poceta. El botón para el desagüe. El lavamano… nada. Se tomó la barbilla. Su mirada estaba fija. Suspiró profundamente y levantó la cabeza mirando al techo. La lámpara del techo llamó su atención. Estaba un poco desencajada. Kirk levantó su brazo y una de sus manos alcanzó la lamparita, se quemó los dedos. Tomó papel higiénico, Hizo una envoltura de pliegues gruesos y movió la lámpara. Esta se desprendió y dejó ver lo que parecía ser un mecanismo ajeno al sistema eléctrico. Un reloj digital asomó sus números en retroceso. Marcaban 4 horas a menos, lo que calculaba Kirk era que el avión estallaría antes de tocar tierra en el aeropuerto de Buenos Aires, pero por qué. Por qué este lado del mundo, por qué de nuevo Argentina.  Kirk regresó al presente y se dio cuenta que lo urgente era resolver el asunto de la bomba de tiempo. Pequeña pero suficiente para abrir un boquete enorme en el fuselaje, muy cerca de la cabina de pilotos. El avión se partiría como galletita, en miles de trozos matando a todos los pasajeros y enviando los retos a miles de kilómetros a la redonda, y Kirk era uno de ellos.

Kirk decidió colocar la lamparita en su lugar ya que la bomba no era un explosivo programado para estallar a cierta altitud. Esperaría aterrizar en Sao Paulo, alertar a la tripulación, llamar a la seguridad del aeropuerto y el resto sería una noticia de primera plana en el Folha de Sao Paulo y el resto del mundo. Kirk bajó la poceta para disimular su tiempo en el baño. Quitó el pasador y abrió la puerta y se encontró de frente con el Rabino, o con quien fuera que fuera este misterioso hombre. Empujó a Kirk dentro del baño haciéndolo sentarse en la poceta. Ceró la puerta rápidamente. Las aeromozas se percataron del hecho y tocaron la puerta. El hombre sacó un cuchillo de duro plástico, hecho de resina, disimulado como una lámina o una regla común y corriente que usó para marcar una biblia. Golpeó la lámina contra la pared del baño y los trozos de plásticos dejaron ver una filosa punta. El hombre se abalanzó sobre Kirk, pero Kirk lo apartó con un poderoso puntapié en los testículos. El hombre se dobló sobre sí mismo. Kirk se levantó velozmente. Apoyó sus manos contra las paredes y balanceándose pateo con todas sus fuerzas al hombre en el pecho. El hombre salió despedido con todo y puerta al pasillo del avión y Kirk de un salto felino ya estaba sobre su pecho golpeando al hombre repetidamente en la cara hasta dejarlo inconsciente. Los gritos  de terror no dejaban de escucharse en el avión. El copiloto y el sobrecargo saltaron sobre Kirk para quitarlo de encima del terrorista. Kirk con un movimiento de brazos se deshizo de los dos hombres y antes de que lo volvieran a atacar, Kirk golpeó al sobrecargo fuertemente en la quijada, noqueándolo. El copiloto se detuvo y Kirk recuperando el aliento comenzó a explicarle lo que pasaba. Le indicó que buscara al Rabino del 27F. La aeromoza siguiendo las instrucciones del copiloto corrió rápidamente hasta el puesto, evidentemente estaba vacío. Su compañera buscó en el resto del avión y en el otro baño, ni rastro del Rabino. Kirk le sugirió que buscaran en el porta equipaje, sobre su asiento, su valija o valijas de mano, que allí encontrarían seguramente una barba postiza, y el traje negro del Rabino. Un pasajero del vuelo colaboró con la aeromoza y descubrieron lo que Kirk les había indicado. El hombre en el piso comenzaba a despertar y Kirk de otro puñetazo lo puso a dormir. El copiloto, el sobrecargo y Kirk amarraron al posible terrorista y lo sentaron en el puesto de la azafata. Ya el piloto estaba llamando a la torre de control del aeropuerto de Guarulhos en Sao Paulo para que prepararan todo, incluso un comando anti bombas y anti terrorista. Ya faltaban menos de diez minutos para tocar tierra.  Kirk regresó a su asiento, las personas le preguntaban qué había sucedido pero Kirk los miraba con ojos de hielo, no era bueno decir nada ni anunciarse como un héroe, después de todo no le convenía tener mucha publicidad.

El avión aterrizó. En la pista esperaban una docena de patrullas que con sus sirenas irritaban el ambiente, sumándole más tensión al momento. La policía Federal esperaba afuera y los pasajeros eran desalojados sin que estos pudieran tomar sus pertenencias de mano. El terrorista permanecía sentado, gritando cosas que nadie entendía. Su plan había fallado, le había fallado a sus superiores y ahora sólo era una deshonra para él mismo.

Establecieron y acordonaron un vasto perímetro alrededor del avión. El jefe de la operación se presentó ante el piloto y le preguntó dónde estaba la bomba. El piloto le indicó el techo del baño y un par de hombres entraron. Todos salieron. Tres hombres bajaron al terrorista, esposado y con la cabeza cubierta, lo introdujeron en una furgoneta y ésta se alejó velozmente de la pista. El jefe de la operación, ya en tierra, cerca del Boeing 737 le preguntó al copiloto por el hombre que había descubierto la bomba pero Kirk había desparecido hace rato. El piloto y el copiloto le contestaron que no le habían permitido levantarse de su asiento mientras salían todos los pasajeros para que él mismo explicara los acontecimientos. No sabían cómo lo perdieron de vista ni cómo se escabulló. De hecho ya Kirk estaba hace rato en un Taxi con su valija de mano, que era todo lo que llevaba, en la Marginal Pinheiros rumbo a Sao Paulo. Acaso sabremos cómo lo hizo, quién sabe…


original de Janos65

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