Convertirnos en sal

Alguna vez fuimos
sí, allí estuvimos
y tantas cosas nos dijimos
susurros cálidos que surgían de nuestras gargantas
cientos de promesas en ellas perdimos
Buscamos un hilo
y nos dieron aguja para unir los sentidos
atravesamos el ojo
fuimos dos hebras
entrelazándose para formar un solo color
nos convertimos en costura y nudo
y un perro mordió nuestra tela
rasgando violentamente el destino

Alguna vez fuimos
también estuvimos
cayendo desde el cielo
como dura y fría piedra de granizo
lágrimas eternas de Dios
sufrimiento compactado en partículas de hielo
jamás el sol descongelará
aquellos infinitos momentos
donde un hilo se cosió a tu pecho
donde una aguja penetró un secreto lecho

Alguna vez estuvimos fundidos a través de los dedos
fuimos gemelos de corazón,
inseparables a pesar del parto doloroso
provocado por el calor del envidioso odio
la separación se presentó luego
fue parte del camino
en esa ruta también estuvimos
y dos imágenes espectrales
quedaron varadas en el tiempo
aguardando, resguardando
las palabras envueltas en un pañuelo
las tuyas,
las mías,
las rosas marchitas
las lágrimas de hielo
los pecados atrapados en eterno granizo
el infierno también puede ser frío
y las espinas de las rosas pueden inocular veneno

No hay sol
ni lluvia
ni viento
que disuelvan las figuras que fuimos
a pesar del camino dividido
ni siquiera mirando hacia atrás
menos muriendo mil veces
el recuerdo de nuestro lugar jamás se borrará
ni que la ola bañe la orilla infinitamente
ni que el mar azote con su lengua furiosa nuestra piedra
aunque el cuervo plateado no cese de graznar
el amor, allí donde estuvimos,
jamás desaparecerá,
los fantasmas no se marcharán
aunque el cuervo plateado no cese de graznar
aunque el furioso perro rasgue la tela que cosimos
aunque la memoria nos juegue mal
y se olvide que allí estuvimos
una ráfaga de viento nos recordará que nosotros fuimos
y en un instante secular nos cruzaremos en el tiempo
miraremos hacia atrás y nos convertiremos en sal
para más nunca olvidar que fuimos uno,
que fuimos niños
que fuimos un solo latido,
una lágrima secándose en un ladrillo
fuimos lucha encarnizada contra el olvido
fuimos resistencia contra el mal hombre y su ladrido
fuimos hilo y aguja remendando nuestros errores
en el camino donde extraviamos nuestros recuerdos
el destino nos castigó para distanciarnos
para hacernos girar,
mirar hacia atrás
reencontrarnos en la luz de las pupilas
y convertirnos en sal

Juan Csernath

9.6.2014

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