El Hilo

Eres el hilo que sostiene mi aliento
el nudo que no permite que se desate la locura
el delgado, pero fuerte vínculo con la cordura

Eres la sangre que lava mis pecados
la piel que me perfuma como una flor por las noches
eres la alegría de mi ser condenado a la tristeza

Eres el hilo azul que destella inocencia
La nobleza de tus primeros años son los míos,
los mismos, aquellos que antes de mis siete se han perdido
Eres el hilo rojo que corre por mis venas
He dejado caer la aguja y ahora no sé cómo coser esto que se llama vida

Pero estás allí, en mi portarretrato imaginario,
el que llevo a todos lados como perro faldero
Me revuelco en la suciedad antes que tu caigas en ella
Me alejo con el mal olor de la adultez
Entiendo cada vez más cuando dices que no quieres crecer

Eres el hilo que sostiene mi aliento,
el nudo que no permite que se desate la locura,
el delgado, pero fuerte vínculo con la cordura
¿Hasta cuándo durará esta racha?
para no acercarme a la oscura calle de la eterna despedida
y extraviarme en los pasillos de profundos castigos
donde un dedo me señala y me condena a mil años de negras penurias

Eres mi hilo, mi más fuerte vínculo para mantenerme entre los vivos
Algún día crecerás y desde el cielo caerán
mil dagas filosas como voraces bocas de boas
para desterrarme al océano de los profundos castigos
condenándome a vagar mil años
en los oscuros pasillos de las negras penurias

Juan Csernath
30 oct. 2012




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