¡Aló intruso!
Va un chico y una chica, juntos pero no. Suena un timbre de sintetizador y la chica se hunde en un teclado, el chico pregunta algo y la chica murmura entre dientes.
Se sientan en un café, se regodean en la carta, se fijan en los platos uno, dos y tres. El mesonero sugiere medallones de lomito acompañado por un tinto chileno del 93, y de segundo plato unos ñoquis al pesto, con salsa de nuez, pero no, se deciden por el uno, dos y tres.
En otra mesa a seis hombres comiendo, sobre la tabla se respira el silencio, el mesonero coloca los platos, copas de vino, otro trago, pero nadie dice nada, no se miran a las caras todos están cabizbajos hundidos en sus pantallas de mensajes.
Es un almuerzo de viejos compañeros pero todos se distraen con uno más nuevo.
Suena el timbre otra vez, la chica revisa su cartera, él le sonríe, ella no le ve, él le guiña un ojo, ella no se percata del gesto humano; revisa, toca un teclado, dedos rápidos, veloz aleteo de abeja sobre pequeñísimos botones. Espera un segundo, ella debe responder. Los segundos son minutos y los minutos interminables, la chica se ha ido a la extensión 0416… zzzz… bostezo.
Hola, aquí estoy otra vez, llega el plato 1 con el 2, se ve bastante bien, suculento, el aroma es embriagador, pero la chica tiene afectado el olfato porque suena de nuevo otro ring tone.
El chico come, ella no, esta vez es más larga la conversación, envía un texto abreviado, palabras y caritas que significan algo: un qué se transforman en K y significa qué o que, a Dios se le mutila en xD, y si es muy seria la respuesta xD!. X no es por multiplicación sino hace las veces de… por. Como Dios es grande, al menos un poco de respeto con admiración, la d va en alta, total estamos hablando del Señor. Todo conspira para matar el idioma, o al menos para reinventarlo, y muere de mengua la interacción y una buena conversación.
Llega el platillo 3, que suculento, la chica se enoja pues no ha visto ni el 1 ni el 2, el chico le dice, -el mesonero se lo llevó -.
Pero cuándo exclama ella, si apenas entre un mensaje corto y eliminar 800 correos, ¿se llevaron dos platos?
¡Qué glotón!, ¡qué grosero!, que falta de cortesía por favor, replica la chica indignada pues él no le ha brindado su atención. Si se concentrara en ella habría una oportunidad entre los dos.
Está bien, está servido el plato 3 para solventar la situación, ella deja un momento su aparato de (in)comunicación. Se dispone a trinchar un trozo de carne cocinada a término medio, cuando de repente vuelve a sonar otro ring tone con ritmo afro americano y sabrosón.
Espera un momento por favor, no muevas un diente, espera, sé caballero, que aquí no hay conversación… entre tú y yo…
… el chico se levanta, pérdida del apetito y de la atracción, ella no lo nota, él paga la cuenta, se detiene un instante, le mira distante, aborrece al intruso tecnológico. Le duele el estómago de tanta rabia, lo peor es que ella todavía no se da cuenta que la cita se ha ido. El chico da media vuelta y maldice un millón de veces al aparatico que cabe en la palma de la mano, mortal enemigo, tiene nombre y un apellido, la cita da tono ocupado o peor aún ha quedado definitivamente fuera de cobertura…. ¡puto Blackberry!
original de Janos65
original de Janos65
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